Crónicas Venusinas

OMG! El camino de María parte III

El camino de María III

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Por Khio Rym

Llegue a un pueblo donde sabia que cultivaban y en el camino esperaba ver los campos de cannabis, la imagen anhelada de ver las plantas en su máximo esplendor. En el camino no vi nada. Pase por granjas de todo uvas, fresas, vacas, cabras, alpacas pero no veía nada de marihuana.

En algunas montañas veía unas estructuras semicirculares cubiertas de plásticos pero no observe nada de lo que buscaba. En el camino empiezas a conocer gente y en mi destino estaba conocer a mi primer “granjero” de cannabis. Existen muchísimas personas que la crecen pero definitivamente hay un estereotipo de granjero. Mitad hippie mitad maleante, mitad activista mitad negociante.

 Este era un chico de 24 años, güero cabello largo, agradable aliviado, respetuoso para mi suerte, me invito a conocer su granja y a ayudar en las labores de la misma. Después de conocerlo un poco y saber que era relativamente confiable accedí. Y no cedí a conocerlo de manera romántica 😉, es una práctica común por estos lugares hacer amigos en el camino. Una vez que entendí todo el proceso comprendes que es un trabajo de mucho cuidado, que hay que saber respetar y procurar a las plantas y que definitivamente se necesita mucha ayuda.

El camino de María III

Fuimos por un camino largo, era de noche y no sabia hacía dónde iba, la mayor parte del camino era montaña, estaba ya bastante obscuro, el camino era pequeño y debido a que el granjero conocía la ruta iba a una velocidad bastante alta. Miedo? Si me cague un poco, es de esas veces que mientras estas en la situación te preguntas si tomaste la mejor decisión.

Después de una hora, un camino largo de curvas dimos vuelta en un puente, cruzamos el rio y llegamos a la “granja”. Cuando llegamos no había mucho que ver, la obscuridad de la noche me impedía ver mas allá de unos cuantos pasos, sabia que estaba en el bosque y sabia que me encontraba cerca de un rio pero la realidad es que no sabia donde estaba. Y resulto que básicamente estaba en medio de la nada o eso pensaba hasta ese momento. No había señal de celular ni internet ni llamadas ni se escuchaban vecinos o coches a la distancia.

La casa una casa “normal” entrando salió el otro hermano, y ambos eran los dueños de la propiedad. El hermano un chico de 25 años alto güero ojos azules cabello largo y bandana en la frente, ropa suelta pero con una actitud bastante agradable y confiable. Hicimos las presentaciones oficiales y entramos.La estructura de la casa era lindisima, antesala con baño y un pequeño cuarto, comedor y sala, dos habitaciones mas, cocina cuarto de lavado y terraza, marihuana colgada a lo largo de la sala y lo que debería funcionar como comedor y yo me sentía en las nubes, lo malo es que estaba hecho un cochinero. Parecía que no habían limpiado en décadas, capas de polvo, pelos de animales, las paredes del baño llenas de moho basura, latas de cerveza y lo peor el sacrilegio, marihuana tirada por todas partes. 🤷🏻‍♀️

En la sala estaba una chica argentina, que llego básicamente de la misma manera que yo, esa noche platicamos de lo clásico nuestros países, la familia. Los granjeros me enseñaron bolsas enteras de la hierba, me explicaron cómo funcionaba todo y la emoción me hizo olvidar un poco el horror de la falta de limpieza, la emoción y que estaba fumando todo lo que sacaban. 

El camino de María

Para mi buena suerte terminaron siendo personas honestas y que realmente estaban ofreciendo una amistad sincera y estando en un viaje donde no sabes si tendrás un lugar seguro donde pasar la noche agradecí tener un lugar seguro donde dormir. Al día siguiente empece a hacer lo que hacen mucho en estos lugares, empece a limpiar la marihuana. El proceso de limpiar consiste en quitarle las hojas secas para dejar la flor lista para fumar.

Suena algo sencillo pero la realidad es que es un proceso bastante difícil, que lleva su tiempo y paciencia pero estaba sentada fumando marihuana y oliéndola todo el dia así que no me queje y me propuse a aprender. El propósito era sacar una libra o 454 gramos, pero considerando que cada cogollo pesa entre .5 y 1.5 gramos, el secreto era la velocidad. Pero la velocidad cuando se es nuevo pues no siempre resulta. Había varios puntos a considerar, hay que cuidar que no se corte más de la flor, que no quede mucha vara, que no haya moho, que no haya animales, que se le quiten todas las ramitas que no son fumables. Y lo cierto es que no solo depende de ti si no tambien de la calidad del producto. Si es un producto malo las flores son frágiles, están llenas de aire, no tienen peso y muchas veces se deshacen de solo tocarlas.

Que diferencia de producto al que fume cuando empezaba. Había escuchado las historias de gente que hacia dos tres cuatro hasta 7 bolsas por dia y yo solo me imaginaba al hombre manos de tijera trabajando a mi lado para entender que eso fuera posible. Parecía fácil pero era difícil, estaba sentada por 8, 10 a veces hasta 12 horas seguidas para sacar 350 gr o a veces menos, pero bueno creo que pocos tienen la dicha de ser buenos cuando empiezan.

Estando en la granja entendí que no todo era miel sobre hojuelas, empece a escuchar y entender los peligros d este viaje, empezando porque la mayoría de granjeros tiene armas y son armas de alto calibre, que el uso de drogas fuertes es muy común en estos lugares y que no todas las personas están en sus 5 sentidos. A los días los chicos nos vemos invitaron a conocer las plantas y a mí me brillaron los ojos.

A unos 500 metros de la casa estaban las plantas, algunas en invernadero y algunas al aire libre. Nos enseñaron las diferentes clases, unas naranjas y otras moradas, las hojas con unos verdes y morados espectaculares, el olor era puro limpio delicioso. Y ahi supe que no habia errado. Que el camino era largo pero era el camino a seguir.

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